La guardería

Zurriola

 

Llegamos poco a poco a finales de agosto. No hay tanto revuelo en la orilla de la playa como en las semanas pasadas. Algunas escuelas han terminada los cursos de surf de esta temporada de verano y se nota que la mayoría de los turistas se han marchado. En una semana los niños vuelven al colegio o la ikastola.


Aunque parezca mentira, con todos los niños que hemos visto este verano acarreando sus tablas de surf por la arena de la Playa de la Zurriola, muchos ni siquiera habrán surfeado su primera ola y otros, esa primera ola también habrá sido la última. Realmente, muy pocos han aprendido a deslizarse sobre las olas.


El surf es un deporte técnico y exigente que necesita de buenos profesores. Por este motivo hay tanta diferencia entre las escuelas de surf y los campamentos de verano que ofrecen el surf como una actividad deportiva. La diferencia entre unos y otros no está en el modo de aprender a surfear las olas. Tiene que ver mas con la seguridad de los niños en el agua, la profesionalidad de los monitores y sobre todo, el objetivo mismo de la escuela; enseñar de manera segura este deporte y crear afición.


El surf no solo es deslizarse sobre las olas, para eso de niños teníamos los “txanperos”.


Son sorprendentes todas las sombras que rodean los cursos de surf que se dan en la playa de la Zurriola de Donostia. Tal vez para los monitores que llevan años acompañando a los grupos de niños y saltando de una escuela a otra les parezca lo mas normal. Pero no lo es o por lo menos así se ve desde fuera. Cuando pasas horas y horas en la playa viendo, hablando y conociendo a los que están allí todos los días del verano de nueve a ocho, tu percepción cambia. Así es como te das cuenta que para las Escuelas de surf las olas de la playa de la Zurriola son ideales para iniciarse en este deporte y para otros, es solo un negocio para llenar la caja registradora durante el verano. 


La playa de la Zurriola se ha convertido en una guardería donde el surf es la excusa para mantener a los niños entretenidos durante unas horas. Se les da una tabla de corcho, se les lanza sobre las olas y el monitor, en muchos casos sin gran experiencia, cuida de ellos para que no les suceda nada.  Esto tiene muy poco que ver con el surf y mucho menos con las pocas Escuelas de Surf que quieren promocionar este deporte en San Sebastián. Para los demás, solo es el tintineo de las monedas cuando caen en la caja registradora sin importarles que lo que están haciendo es jugar con la seguridad de los niños que se acercan a este deporte por primera vez.

 

Source: http://www.basquesurfphoto.com/rss

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